Mucha gente se preguntará que tienen en común una corriente netamente artística como el dadaísmo, y un estilo musical como el punk. La verdad es que mucho. No sólo hay que estudiar la parte superficial de ambos movimientos, sino adentrarse a la ideología de éstos y el motivo de su creación, para darse cuenta que en verdad estan estrechamente vinculados.
PUNK: Movimiento originado (en Inglaterra) en la década de los '70 por los jóvenes que veían como la sociedad se enfrentaba a una crisis profunda. Dichos jóvenes se sentían marginados por el sistema, y por esto apoyaron a las minorías como los homosexuales, inmigrantes y otros a través de su música. Para muchos es una forma de vida, y es más conocido como “estilo musical”.
Ahora bien, el dadaísmo surge durante la Primera Guerra Mundial cuando muchos jóvenes se cuestionan la lógica de una cultura que permite conflictos de esta envergadura y piensan en soluciones que pasan por la irracionalidad, la intuición y la anarquía. Con el fin de expresar este rechazo de todos los valores sociales y estéticos del momento, los dadaístas recurrían con frecuencia a la utilización de métodos artísticos y literarios poco comprensibles, que se apoyaban en lo absurdo e irracional. Sus representaciones teatrales y sus manifiestos buscaban impactar o dejar perplejo al público con el objetivo que este considerara los valores estéticos establecidos. Aunque los dadaístas utilizaron técnicas revolucionarias, sus ideas contra las normas se basaban en una profunda creencia, derivada de la tradición romántica, en la bondad intrínseca de la humanidad cuando no ha sido corrompida por la sociedad. Al dadaísmo le debemos el collage, los murales y sobre todo, el haber sacado al arte de los museos y de las casas de los burgueses. Lo hicieron popular. El arte no les pertenece, el arte es para el pueblo, para la gente, para que todos lo contemplen. Como movimiento, el Dadá decayó en la década de 1920 y algunos de sus miembros se convirtieron en figuras destacadas de otros movimientos artísticos modernos, especialmente del surrealismo. A mitad de la década de 1950 volvió a surgir en Nueva York cierto interés por el Dadá entre los compositores, escritores y artistas, que produjeron obras de características similares.
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